Soy una impostora
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“Soy una impostora” frase que he repetido frente al espejo varias veces, y que, incluso, llegué a creérmelo.

Hoy te quiero contar cómo convivo con aquella voz en mi cabeza que me boicotea, que me hunde, me dice que no soy lo suficientemente buena para superar mis límites, esa voz que me hace creer que no soy capaz de lograr nada “grande”.

Este -síndrome del impostor- me acompaña hace muchos años, y hoy escribo esta nota porque me canse de ser chiquita, en el sentido literal de la palabra, quedarme pequeña, porque tengo tanto para compartir y decir, que me sumergí en lo más profundo de esta voz dentro de mi cabeza y descubrí muchas cosas que quiero compartirte.

Primero, entendí que esta voz está atravesada por muchos puntos, pero hoy, me quiero detener en tres, que considero de los más relevantes:

1- Lo que más miedo nos da es que somos poderosos sin límites, no hay techo. Podemos lograr lo que querramos, en serio. Y hasta decirlo me hace sentir esa presión en la panza, la misma que sentimos en una montaña rusa o en un avión cuando está descendiendo, ¿sabes de qué sensación te hablo? 

Siempre, frente a un desafío, frente a una propuesta nueva, aparecen los miedos, las inseguridades, los nervios; algo que es totalmente normal, pero no nos enseñaron de gestión de emociones, ni tampoco nos enseñaron que sentir todo esto no es algo malo, sino más bien es la señal de que nos importa eso a lo cuál estamos a punto de enfrentarnos. Yo opino que no hay valor más grande que animarnos a lo nuevo y desconocido. Significa que estamos frente a un crecimiento seguro, sin importar el resultado.

Ese es el sentido de la vida. Esa voz en tu cabeza no es más que otro obstáculo para intentar boicotear y tirarte atrás, hacia tu zona de confort, donde nada nuevo sucede. Donde tu cuerpo se siente a salvo, en calma. 

Siempre que aparece un poquito de temblor y torbellino en tu vida, por cosas mágicas que están a punto de suceder, va a estar esa voz interna diciéndote que no sos capaz de lograrlo. Usalo como motor. 

2- Fracasos, hablemos de fracasos. Estamos sumergidos en una sociedad en la cual buscamos encajar como piezas de rompecabezas. Buscamos aprobación, status, pertenencia, y no estamos preparados para el fracaso ya que, no lo vemos. No está de moda ni es una tendencia de Tik Tok. No puedo nombrar ni 10 cuentas que muestren sus fracasos, entonces, creemos que no existe. 

Buscamos “el éxito” como si fuese algo de un día para el otro, como si el éxito hoy en día fuese tener diez mil seguidores. Cuando en verdad, el camino hacia la meta que uno considera éxito está llena de procesos, de intentos, de errores, de aprendizajes. Por eso, no hay tal fracaso. 

Una vez mi hermano mayor me dijo “el fracaso no existe”, y le creí. No existe tal fracaso. Siempre que lo intentes, vas a aprender, crecer, podés volver a intentarlo. El fracaso es algo subjetivo, el fracaso también habla de autoexigencia, autocrítica. Podés salir segundo en una carrera, sacarte un 8 en un exámen, y creer que fracasaste, porque tal vez para vos eso no alcanza. Entonces resignificá la palabra

No midas tu vida con puntuación, no busques blanco o negro, bien o mal. No midas tus proyectos por exitosos o no exitosos. No le quites poder al proceso, a los aprendizajes.

Y dejá de intentar complacer a todo el mundo, dejá de ser esclavo de tu vitrina de Instagram. La validación externa no va a ser más que hacerte sentir “un fracaso”. Lo más importante es que vos te reconozcas, que admitas y puedas decir en voz alta tus virtudes, tus fortalezas y habilidades. Sé que no es fácil, pero es como cuando intentas incorporar un nuevo hábito. Sé consciente de tu diálogo interno, frená cada vez que te escuches decirte cosas feas, valorá tus logros por más pequeños que los consideres. Así como elegís darle a tu cuerpo ciertos alimentos que te hacen bien, debés darle a tu mente cosas saludables también. 

Y ojo, tal vez le estoy dando mucha importancia al fracaso, cuando en realidad, como dije al principio, tu mayor temor es al éxito. 

“¿Cómo puede ser que deseemos tanto algo, y al mismo tiempo nos autosaboteemos por miedo a lograrlo? ¿Qué nos sucede cuando tenemos delante de nosotros la oportunidad que tanto deseábamos y por fin nos dicen: “SI”?”- Ale Marcote

3- Hablemos de factores externos, de mandatos sociales, hablemos de la presión de “ser exitosos” sólo para demostrarle al resto de qué estamos hechos. 

Siguiendo con el punto anterior, me la juego a que mucho de lo que haces hoy, está atravesado por tu (o el) entorno, por el qué dirán, por cómo te verán. El síndrome del impostor no hace más que aumentar tu miedo a la visión que tiene el otro sobre vos. Y hay que entender, que el hecho de que a la otra persona “no le guste” tu desempeño, tu trabajo, el resultado de algo, no determina nada, no es la verdad absoluta, ni tampoco la verdad sobre tu persona. Toda crítica constructiva suma, claro, también debemos estar permeables a escuchar “críticas”, pero solo si vienen de personas que HACEN, de personas persistentes, valientes, laburadoras. Como dice esa frase “no escuches críticas constructivas de gente que no ha construido nada”. A veces le damos mucho peso a comentarios que nisiquiera nos pertenecen. Y muchas veces interpretamos de forma errónea, si nos dicen que “mejoremos algo”, ya creemos que somos un fracaso, que hicimos todo mal, cuando tal vez, realmente había que mejorar tan solo unos pocos puntos.

Para empezar a romper un poco con esta voz, te invito a escribir 5 afirmaciones sobre vos, sobre tus poderes, sobre lo que estés trabajando o quieras cumplir:

  • Redactalas en tiempo presente continuo
  • Escribilas en positivo, especificando lo que sí deseas, en lugar de lo que no.
  • Incorporá frases o palabras que den a la idea de elección, deseo, acción firme. “Quiero” “Elijo” “Estoy”. No uses palabras como “intento”.

Luego leelas en voz alta hasta sentirlas propias, hasta sentirlas en el cuerpo. ¡Y contame cómo te va!

Además de la experimentación, mucho de lo que escribí fluyó como inspiración luego de haber leído “Cómo transformar el síndrome del impostor en tu aliado” de Ale Marcote. Te lo recomiendo si querés seguir profundizando en el tema.

-BLU

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